jueves

Basta de quejas y más quejas

Hace unos días estuve en un restaurante de comidas rápidas, donde sucedió algo que me dejó profundamente impresionada.

La atención fue pésima, la comida malísima, todos los clientes de muy mal humor. Y aquí fueron dos actitudes las que me irmpresionaron como mencioné.

Un señor de la mesa a mi izquierda pidió hablar con el gerente, lo que me pareció espléndido.

Una señora de la mesa a mi derecha se cruzó de brazos, empezó a putear bajito y no tan bajito, y a torturar a su pobre acompañante. El varón en cuestión estoicamente soportaba el terrible mal humor de esta señora, fue a cambiar la comida, tardó un montón, la mujer se quejaba más todavía porque tardó en volver... en fin, un horror, lo volvió loco.

Si el universo hubiera querido mostrarme algo no hubiera podido ser más claro, me parece.

Propongo no quejarme nunca al punto de arruinarle un momento a quienes me rodean!

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