Este fin de semana asistí a un lindo evento con mis amigas del taller.
La actividad, que hubiera sido tan linda, me resultó opacada por la pésima actitud y falta de educación de varias personas que compartieron ese mismo espacio.
Pero lo que más me molesta, es que permití que los avivados y los maleducados me robaran el buen humor. Me hubiera gustado gozar de una actitud más zen, poder respirar profundo y no permitir que las taras ajenas influenciaran mi ánimo.
Por más que trato de dejar pasar las malas conductas ajenas, a veces no me sale!
Lo bueno es que nunca faltará oportunidad.
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